Hace un par de años circularon una serie de supuestos videos pornográficos de actrices famosas de Hollywood como Emma Watson y Natalie Portman. El tema causó mucho revuelo en redes, ya que dichos videos falsos se veían demasiado reales.
Con el paso del tiempo, el tema de los denominados “deepfakes” comenzó a tener más relevancia.
La palabra deepfake proviene de los términos anglosajones “Deep learning” (aprendizaje profundo) y “fake” (falso) y consiste en una tecnología basada en inteligencia artificial, que permite editar videos ya existentes y empalmarlos con otros videos, de tal modo que puede colocar el rostro de una persona sobre el cuerpo de otras; sí, como si fuera Photoshop, pero para videos.

La tecnología funciona por medio de un algoritmo que se encarga de analizar los cientos de fotogramas que tiene un video, para así extraer los ángulos y los gestos que más se adapten a la intencionalidad del video fake. Por medio de esta técnica, es que podemos hacer un video falso en donde aparezca una persona haciendo o diciendo algo que nunca dijo.
Aunque suena fascinante, desafortunadamente muchas personas lo han utilizado para hacer el mal. En algunos casos, dañan la imagen de las personas, como en el caso de las actrices antes mencionadas, o aspectos más graves, como hacer que un político importante diga algo que nunca dijo. En el mundo de las fake news y la manipulación mediática, esta puede ser un arma muy peligrosa.

Los deepfakes pueden llegar a lucir tan reales, que inclusive la Europol pidió que se desarrollara una tecnología que los detectara de manera eficiente, ya que su desarrollo y uso representa un gran riesgo, ya sea para desinformar, extorsionar u otro mal uso que se le pueda dar.
Actualmente aún no existe una tecnología que los pueda detectar, ya que esta llega a estar por detrás de la propia tecnología para crearlos. Sin embargo, la detección manual resulta mucho más efectiva, ya que basta con fijarse en algunos detalles para saber que es un deepfake: fijarse en las sombras, o en algún tipo de iluminación extraña, algún ruido de fondo que no concuerde con el contexto, que la persona no parpadee mucho, que haya desajustes en los tonos de la piel o que no exista sincronía entre el audio y el movimiento de los labios.
Sin duda la tecnología es una maravilla, pero esa magnificencia se puede convertir en una pesadilla para muchos, es por eso que debemos ser muy críticos de lo que vemos y escuchamos, por lo que gran parte de la responsabilidad recae en los usuarios.
Fuentes:
https://computerhoy.com/reportajes/tecnologia/consiste-deepfake-446355
@MoodGeek
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