La pandemia que originó el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 ha dado paso a que cada vez más actividades se tengan que cambiar a formatos online. Desde las compras, el trabajo y la educación, la rapidez de las comunicaciones ha sido una gran herramienta en el combate contra esta nueva enfermedad.

Esta nueva aproximación hacia nuestras actividades también está llegando a los sistemas de la salud. Sobre todo en China, las consultas en línea a través de hospitales virtuales han empezado a tomar fuerza desde hace algunos años debido a la sobrepoblación y la dificultad del acceso a los servicios.
La primera prueba de un hospital en línea surgió en la provincia de Guangdong. Ahí los pacientes acuden a clínicas rurales que son operadas por doctores del hospital principal a través de una plataforma médica digital.

En las clínicas los pacientes reciben consulta a través de videollamada, a la vez que máquinas registran signos vitales y los datos que necesite el doctor. Al final se emite un diagnóstico y una receta que puede ser adquirida en la farmacia de la clínica.
Esta idea ha sido llevada más lejos por la compañía Longmaster, de la ciudad de Guiyang en China. 39.net es el hospital en línea más grande del país y da servicio para tratar todo tipo de enfermedades en la provincia de Guizhou.
Esta plataforma conecta a expertos de grandes ciudades como Shanghai y Tokio con distintos pacientes. Un doctor puede atender hasta 200 pacientes diarios a través de videollamada, mientras el uso de chips permite medir los signos vitales de los pacientes.

Además, las consultas a través de este hospital virtual son muy económicas. Los usuarios pagan una cuota mensual de 30 yuanes (95 pesos) y por cada consulta con especialista se cobran 500 yuanes (mil 600 pesos). Si el paciente tiene un estado grave puede ser trasladado a un hospital físico para ser atendido.
Las soluciones tecnológicas en el sector salud son una promesa que puede ofrecer bienestar a millones de personas. Mientras se mantengan abiertos los accesos a dispositivos móviles y a Internet, quizá en el futuro las sociedades puedan asegurar distintos derechos como la salud, la educación y la justicia a través de la tecnología.
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