El éxito de la serie de las hermanas Wachowski en Netflix: Sense8, hizo difícil entender por qué la compañía decidió cancelar ese título. Desde que la empresa escarlata comenzó a realizar material original, ha cosechado grandes éxitos como House of Cards y Stranger Things.
Sin embargo, en Sense8 la historia quedó inconclusa y el hecho que fuera cancelada de manera repentina, movió a olas de fanáticos pidiendo que volviera.
Motivados por la presión de la opinión pública, y el riesgo de ver afectada su imagen como marca, el argumento fue que cada episodio costaba nueve millones de dólares, por lo que se volvió insostenible.
Esta novela se acabó cuando la compañía anunció un especial de dos horas, en respuesta a todo el público que pidió la continuación de la serie.
Pero esto es apenas la pizca de un fenómeno mucho más grande. El primer atractivo de Netflix fue que sus suscriptores podían ver series, que antes veían en televisión a la hora que querían.
Pero repentinamente muchas de las series que formaban parte de su catálogo dejaban de estar disponibles; incluso se ven temporadas incompletas, donde algunos capítulos no se pueden ver.
¿A qué se debe esta intermitencia en el catálogo de Netflix? Tiene que ver con las licencias. Netflix, al ser una empresa legal completamente alejada de la piratería, tiene mucho cuidado con tener las licencias del contenido que ofrece en su catálogo.
Estas licencias no son para siempre; se tienen que renovar para que el contenido siga estando disponible de manera legal. Aparte de que las licencias no son indefinidas, éstas funcionan diferente, dependiendo si son películas o series.
De acuerdo con el mismo sitio de la compañía, son tres criterios los que entran en juego al momento de decidir la renovación de la licencia: si aún siguen disponibles los derechos para streaming, y el costo de la licencia y la popularidad de la serie, tanto regional como estacionalmente (épocas del año).
Generalmente Netflix toma estas decisiones en función del mercado, por eso lo sucedido con Sense8 es un ejemplo excepcional de que la compañía escuchó a un auditorio que generalmente no es atendido por la televisión tradicional.
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