El cerebro humano es la “máquina” más perfecta jamás creada, nada es comparable con ella, sus procesos, su manera de trabajar, su infinita capacidad, han sido a lo largo de la historia, motivo de estudio para científicos y visionarios.
Su potencia y capacidad, has querido ser copiados e imitados, generando desarrollos tecnológicos, que día a día sorprenden a la humanidad.
Muchas compañías han intentado replicar su funcionamiento, en la búsqueda de nuevos y mejores aparatos, en beneficio de la humanidad.
Supercomputadoras, softwares, y muchos otros dispositivos aparecen en esta lista, algunos inclusive, los pudimos ver primero en películas de ciencia ficción, en las que se plantea un futuro, en donde la relación hombre-máquina goza de éxito y provecho para la humanidad.
Está conexión, que parece de ensueño, podría volverse realidad en un futuro no muy lejano.
¿Cómo es esto posible?
Elon Musk, es fundador y presidente ejecutivo de Tesla Inc. una nueva empresa llamada Neuralink.
La premisa por la que fue fundada Neuralink es el “lazo neural”, con el cual algún día se realizará la implantación de pequeños electrodos cerebrales, para cargar y descargar pensamientos en computadores.
La compañía se registró como una de “investigación médica”; durante una conferencia, Musk expresó su preocupación por la inteligencia artificial, cuyo avance podría desvalorizar o menosprecia la inteligencia humana.
“La inteligencia artificial nos dejará muy atrás. Podríamos convertirnos en mascotas de las máquinas. Creo que la mejor solución es tener una capa de inteligencia artificial, que pueda funcionar bien biológicamente, dentro de nosotros”, mencionó en esa ocasión.
Todavía no se tienen definidos con certeza, el tipo de productos/servicios que Neuralink podría ofrecer en un futuro, ni con que finalidad.
Sin embargo, su creación puede marcar un antes y un después, en la relación existente entre el hombre y las máquinas.
Puede ser la punta de lanza, de un universo infinito de conocimientos y posibilidades para la humanidad.
Deja una respuesta